martes, 1 de marzo de 2011

HACER LAS COSAS COMO LAS HACE LA NATURALEZA

Toda una vida de maestro, dedicando el tiempo a los alumnos y alumnas para que aprendiesen a vivir pensando, eligiendo y decidiendo libremente, tiene en estos momentos su continuación, una vez jubilado, cuidando la tierra con mimo y ternura. ¡Bienvenida seas, Madre Tierra, a mi vida!
Mucha observación, búsqueda de soluciones e información a través de la literatura existente en bibliotecas o vía Internet. Es así cómo he ido descubriendo este maravilloso mundo que es el de la vida microbiana, su desarrollo y su importancia en la salud de las plantas que habitan sobre la tierra.
Siempre había oído que el enemigo principal de las plantas en un huerto era la plaga que acababa con una cosecha en tan solo unos días o quizás una noche mientras dormíamos plácidamente pensando en nuestras hermosas y jóvenes plantitas. Y que como el ser humano es el gran cerebro capaz de solucionar cualquier problema, había descubierto una ciencia milagrosa llamada química, (muy importante, por cierto). Que con el poder de esa ciencia acabaría automáticamente con cualquier plaga como si fuera un gran mago de la vida.
Pero mis grandes maestros me contaron otra cosa muy diferente. Me hablaron de métodos naturales, de sabiduría de la Naturaleza, que siempre había funcionado armónicamente sin la intervención del ser humano. De la inmensa riqueza que se esconde en el suelo de un bosque sin que nadie lo labre ni cuide.
Me enseñaron que somos parte de esa Naturaleza y que debemos incorporarnos a ella, no como dueños y señores, sino como parte integrante. Y que esto nos ponía en una situación de colaboración y respeto, porque no podemos luchar contra nosotros mismos.
Es en este espíritu de respeto a la Tierra que dedico todos mis esfuerzos y pongo todo mi empeño en desarrollar el huerto según los principios propios de la naturaleza:
  • Todos los seres están integrados en el circuito de la vida, ninguno sobra, ninguno falta.
  • No hay que tener ninguna prisa.
  • Cada ser vivo tiene su momento y su por qué.
  • No hay malas hierbas.
  • Si algo no funciona, la culpa es solo nuestra. Algo habremos hecho mal.
Así que colaborando con la Naturaleza es posible que mejoremos el suelo y éste, nos devolverá alimentos sanos y saludables.
Este es mi ánimo. Unas veces lo llamo Permacultura, Otras Ecología, otras Agricultura Biodinámica, otras, Sinérgica. Todas, inspiradas en las leyes de la Naturaleza. Se complementan.
Desde este espacio, invito a todo aquel que le gusten las plantas y desee sentir un inmenso gozo, al mismo tiempo que una profunda paz, que plante una semilla, que cuide una maceta, que trace un surco, que palpe la tierra y la huela. Y que espere. Vivirá momentos insospechados.
Empezamos marzo. EL sol de a poquito se despierta. Allá se vislumbra el rosal ya nacido.

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