sábado, 17 de septiembre de 2011

EL HUERTO ENTRE AGOSTO Y SEPTIEMBRE

Estamos llegando al fin del verano. Todas las plantas del huerto se han convertido en adultas. La estación del verano ha sido muy atípica: no ha hecho el calor que se suponía debería haber hecho y práticamente no ha caído una gota de agua. Esto ha sido un factor determinante en el óptimo desarrollo de todas las plantas. Aún así, como alumnos disciplinados, todas se han esforzado y, como se dice en los boletines de Primaria, "han progresado adecuadamente".

Éste fue el bancal de los guisantes. Su lugar ha sido ocupado por lombardas, coliflores, puerros, lechugas, rúculas y coles de hoja rizada


Aquí está la rúcula ya lista para empezar a ser consumida. Tienen por compañeros a los puerros.

Las lechugas que prometen no espigarse. Le siguen las coles de hoja rizada. Y alguna caléndula que se perdió por el camino, viene a colorear el ambiente.


Todos las plantas de pimientos de esta estación, tuvieron la mala suerte en su nacimiento de darse de bruces con las babosas. Todas desaparecieron. Se perdió un tiempo hermoso y hubo que resembrar nuevamente. Por segunda vez hubo una batalla en la que poco tuvieron que hacer las plantitas. Me propuse que haría lo posible para sacar adelante, fuese como fuese, la siembra de varias clases de pimientos que con mucha ilusión había conseguido la estación del año anterior.Así que me llevé todo lo necesario a casa y ya casi con dos meses de retraso, hice nuevamente la siembra. Pensando que ya no conseguiría gran cosa, cuando las plantitas tuvieron unos diez centímetros, las llevé al huerto y preparé bien su lugar de residencia con un magnífico compost. Cuál no fue mi sorpresa que al volver de un viaje después de unos diez días, aquellas plantitas habían agarrado estupendamente. En estos momentos, muy agradecidas ellas, las matas contienen una considerable carga de espléndidos frutos. ¡Qué maravilla!


Para deleite ded la vista, otra toma de estas plantas agradecidas.

Pimientos rojos de una punta. ¿No es para animarse y regocijarse?

Otró ángulo de visión. Pasé un buen rato tomando instantáneas de estos pimientos.


A las berenjenas les pasó una cosa muy similar a la de los pimientos. Pero éstas, también salieron adelante.

Un sector de coliflores. Vienen retrasadas.

Al lado de las plantas de coliflor se ensoberbecen unas muy estiradas plantas de maíz. Alcanzan más de dos metros y medio.

Esta es la imagen de uno de los sujetos culpables de los mayores desastres del huerto.
 
¿Qué estampa tan bella! Pero no cráis que todas las uvas de las distintas parras estaban igual que éstas.

El último melón de su especie, por esta temporada en el huerto. Mañana, domingo 18 de septiembre, servirá de postre en la mesa familiar.


Y estos otros melones, también son los últimos. Otros les han antecedido con buena fama. Las sandías no se quedaron a la zaga.


Cuando contemplo esta imagen, pienso en todo el largo proceso de su desarrollo y le estoy muy agradecido. Vale la pena preocuparse por tener buenas semillas.

La calabaza rugosa no se queda atrás. Ya llegó a su madurez y un día de estos dirá adios al huerto.

A pesar de que esta planta de calabaza marina estaba casi seca, se está animando con un par de nuevos frutos.


En estos momentos, la higuera rebosa de frutos a sazón. Hasta da gusto pasearse por entre su follaje y sentir la aspereza de sus recias hojas.



¿Caos, desorden? Son los restos de cosechas, algunos míos y otros de los vecinos. Todo lo utilizo para la elaboración del compost. Primero troceo todos los restos. Y luego les voy agregando al montón cuidando que la cantidad de los elementos que contienen azucar, como las manzanas y la uva, estén en la misma proporción que otros elementos ya secos. Esto es por la fermentación que se va a producir en el montón. La temperatura que se va a alcanzar es tan elevada que habrá que vigilar todos los días el proceso.


Este es el montón de compost en formación, de este año. Tapado siempre con paja, haciendo las veces de piel.
Momento de descubrir el montón para realizar el volteo y así disminuir las altas temperaturas y evitar la quema de los elementos integrantes. Hay que vigilar la proporción de agua: como una esponja empapada pero sin chorrear.


Esta es su presencia durante el volteo. Luego de un par de horas habrá que volver a colocar todo en su sitio. 

Aquí está el otro montón de compost elaborado con todo tipo de hojas que inicié en el otoño del 2010.

Y así se ve el resultado. Puedo asegurar que el compost obtenido es inigualable.


En estos momentos las esparragueras están arbustivas. Les viene muy bien para el desarrollo de todas las plantas, ya que sufrieron mucho durante la época de la recolección. Cuando llegue el invierno y se hayan secado será el momento de la tala.


Semillero de lechugas y rúculas.


Dos calabazas del peregrino. Mi intención es la de confeccionar la matera para tomar el mate.La de la izquierda tiene el tamaño ideal. Ya contaré que tal me fué.


He aquí algunas de las patatas cosechadas de aquellos surcos preparados con compost y libres de plagas de los escarabajos. 

No pude resistirme a estar en compañia de esta hermosa araña y pedirle que me permitiera sacarle una cuantas fotos. Ni se inmutó.

Y ya fuera de la cosecha y el resultado del esfuerzo, me dediqué a contemplar la imagen singular de este hermoso fruto.

Cuando la luz ilumina en atardeceres plácidos estas plantas, se te anima el corazón y vives momentos inconmensurables.

¿Se estarán contando historias el uno al otro, o quizás descansen plácidamente?

"Y nadie sabe, flor, el encanto bendito
de tu soledad única, estasiada y divina,
cuando, a una brisa de oro, teñida de infinito,
el sol se va ocultando tras tu verde colina.
(Juan Ramón Jiménez)

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