lunes, 19 de septiembre de 2011

LA BENDICIÓN DE LOS FRUTOS

Después de realizado todo el proceso de abonado, siembra, trasplante, entutorado, poda y riego, llega el gran momento de sentirse feliz con el producto obtenido por obra de la ingeniería del reino vegetal. ¡Qué grande es la Creación!

Voy a disfrutar con estre proceso de preparar los tomates para la conserva de los mismos. Creo que el cariño que se pone en las obras que uno reliza, redunda en el beneficio del resultado final y el sentimiento de haber sido sincero con uno mismo.

Escaldar durante un minuto los tomates, facilita el posterior pelado.

Yo prefiero picar bien finos los tomates, conservando todo su jugo. Para este recipiente, una cacharadita de sal y una y media de azucar.

Se me llenaron tres grandes sartenes hasta el mismo borde. A fuego mediano y a remover constantemente.

Al cabo de un par de horas, todo se ha reducido a la mitad. Su consistencia es algo espesa. La casa está impregnado de un gratísimo olor.

Como el consumo será escalonado a lo largo del año, conviene hacer pasar los botes por el baño María, y terminar apretando bien las tapas.

Todo este proceso genera en la cocina utensilios a limpiar y restos a retirar. Que luego no nos puedan decir aquello de "cocina bien, pero cuando lo hace, alguien tiene que ir detrás limpiando todo lo que deja".

Por ello, todo limpio, está listo para ser guardado. Como todo este proceso es largo, me suelo acompañar de unos buenos mates entre vuelta y vuelta de sartén. La cuchara de madera que se ve, la hice estando de acampada en la sierra de Gredos, con hacha y cuchillo. Es super práctica.

He aquí el resultado final, cuatro hermosos tarros de kilo. Solo falta poner las etiquetas de la fecha de envasado, 16-09-2011.

Estos son algunos ejemplares de tomates dedicados a la obtención de semillas propias. Al fondo, unos cuantos higos destinados a conservarlos secos. La sandía es la última de este año en la huerta.

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